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12 March 2025

Esta masacre, ocurrida principalmente en regiones como Latakia y Tartous, ha sido ignorada por gran parte de los medios internacionales, un silencio ensordecedor que muchos atribuyen a la complicidad ideológica de la izquierda global con los grupos yihadistas que ahora controlan Damasco.

Según la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, más de 1,000 civiles—incluyendo cristianos, alauitas y drusos—han sido ejecutados en una ola de venganza tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024.

El nuevo líder, Ahmed al-Sharaa, ha prometido unidad nacional, pero los hechos en el terreno muestran ejecuciones masivas, ataques sectarios y desplazamientos forzados, especialmente contra minorías religiosas.

https://twitter.com/PMunozIturrieta/status/1898504561226113505/history

La violencia comenzó a escalar en la primera semana de marzo de 2025, cuando seguidores de Assad, muchos de ellos alauitas, lanzaron una insurrección en la costa siria, desencadenando una brutal represión por parte de las fuerzas de seguridad del gobierno de transición.

Sin embargo, cristianos sirios, una minoría históricamente vulnerable, han sido blanco de ataques específicos por grupos sunnitas radicales que ven en ellos un obstáculo para su «purificación religiosa,»

Los cristianos sirios, que representan alrededor del 10% de la población antes de la guerra civil, han sufrido persecuciones constantes desde 2011, pero esta nueva oleada de violencia bajo el gobierno de al-Sharaa ha sido particularmente devastadora.

Las ejecuciones han sido sistemáticas, con familias enteras asesinadas, incluyendo niños, en un eco macabro de las tácticas del antiguo régimen, pero ahora bajo la bandera de un supuesto «cambio democrático» respaldado por potencias occidentales de izquierda.

La izquierda internacional, tan rápida para condenar a gobiernos autoritarios de derecha, guarda un silencio cómplice frente a esta masacre.

Organizaciones como la ONU y figuras progresistas, que financiaron indirectamente a los rebeldes sirios a través de ONGs y alianzas con Qatar y Turquía—ambos aliados de grupos yihadistas, según análisis de Al Arabiya English—parecen mirar hacia otro lado.

¿Por qué? Porque su narrativa de «lucha contra la opresión» colapsa cuando los opresores son sus propios aliados ideológicos, los mismos que ahora masacran cristianos.

Los medios occidentales, dominados por agendas progresistas, han preferido destacar otros conflictos o minimizar la crisis siria, dejando a las víctimas en la oscuridad.

https://twitter.com/revol_es/status/1898812447366295558

Esta hipocresía es insoportable. Mientras los cristianos sirios son decapitados, las élites izquierdistas en Bruselas y Nueva York celebran la caída de Assad como una victoria contra el «autoritarismo,» ignorando que su reemplazo es un régimen teocrático que perpetúa el terror.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos calcula que, desde el jueves 6 de marzo, al menos 745 alauitas y cientos de cristianos han sido asesinados en retaliaciones sectarias, un número que crece mientras la comunidad internacional permanece paralizada.

La historia de Siria bajo al-Sharaa no es de libertad, sino de caos y sangre. Grupos como Hayat Tahrir al-Sham, liderados por al-Sharaa y con raíces en Al Qaeda, han impuesto una agenda yihadista que amenaza no solo a cristianos, sino a cualquier sirio que no se doblegue a su visión fundamentalista.

 

Las fuerzas de seguridad han saqueado aldeas y ejecutado a civiles en nombre de la «estabilidad,» mientras las ONGs denuncian una «respuesta excesiva» que nadie detiene.

La izquierda, con su obsesión por culpar a Occidente y al capitalismo, no puede enfrentar la realidad: su apoyo a los rebeldes sirios ha pavimentado el camino para esta carnicería.

Potencias como Turquía y Qatar, con agendas islamistas, han financiado a estos grupos, mientras líderes progresistas occidentales miran hacia otro lado, temerosos de perder su narrativa anti-Assad.

Este silencio no es accidental; es calculado. La izquierda prefiere ignorar la masacre de cristianos porque contradice su mantra de «justicia social.» Pero aquí estamos, viendo cómo sus aliados yihadistas convierten Siria en un cementerio para minorías, mientras ellos twittean sobre cambio climático y derechos LGBTQ.

¡Qué ironía! Mientras los cristianos mueren, la izquierda organiza marchas por causas triviales, demostrando una vez más su hipocresía y su desprecio por los valores que alguna vez defendieron los verdaderos defensores de la libertad.

Que la izquierda se ría de sí misma: mientras lloran por «opresiones imaginarias,» los cristianos sirios enfrentan balas reales, y sus «aliados progresistas» no mueven un dedo. ¡Patético! La verdad está en las calles de Latakia, no en las aulas marxistas de la UNAM ni en los salones elitistas de Davos. Despierten, o sigan callando… como siempre.

 
 
 
FUENTE: TIERRA PURA
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