Se trata de impulsar la idea del “ento-veganismo”, es decir, “veganos” que no comen animales… excepto insectos.
O, lo que solíamos llamar no-veganos.
Es sólo un paso más en la redefinición del lenguaje según las necesidades, otro frente más en la guerra contra las palabras.
Están cambiando el significado del veganismo de salvar animales a ser “sostenible”. La filosofía del “ento-veganismo” es aparentemente “hacer el menor daño posible”.
…excepto a los grillos, supongo.
La cuestión principal aquí es que, aunque la corriente dominante lleva años promoviendo el veganismo, se trata mucho más de evitar que la gente coma carne y lácteos que de conseguir que la gente coma verduras.
Después de todo, un vegano podría hipotéticamente vivir en una pequeña explotación en medio de la nada y sobrevivir enteramente de sus verduras de cosecha propia… y eso es lo último que quieren los de la FEM.
No se van a tomar la molestia de resetear la sociedad para que podamos comer coliflor orgánica.
Quieren que todo el mundo coma cubitos de soja transgénica espolvoreados con harina de grillo. Quieren procesados. Quieren lo artificial. Y lo más importante, quieren que nadie pueda ser autosuficiente.
Y mientras eso significa promover el veganismo por ahora, también significa redefinir lentamente lo que “veganismo” realmente significa.
El año pasado, comer carne cultivada en laboratorio se convirtió en “vegano”…
Lo cual, técnicamente, se puede argumentar desde un punto de vista ético.
Pero este año, comer grillos también es “vegano”.
¿Quién sabe qué significará “vegano” el año que viene?
FUENTE: DIARIO DE VALLARTA