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07 August 2024

El colapso financiero que se presenció este 5 de agosto despertó alarmas en todos los niveles. Son muchos los que ahora están evaluando las causas de una crisis financiera que amenaza al mundo y lo pone en riesgo de una recesión.  

Como parte del análisis, las miradas se desvían hacia los gobiernos y sobre cómo las medidas que implementan contribuyen al caos que se está viviendo.  

Se trata de unas consecuencias que la mayoría de los analistas vienen advirtiendo desde hace tiempo y que tiene base en lo que se conoce como la crisis de la deuda. Una situación que se desencadena cuando el importe total de la deuda es de una cuantía en la que el Estado no puede atender el pago de los intereses o la devolución de los capitales prestados. 

Tal situación cobra importancia si tomamos en cuenta que actualmente la deuda de los gobiernos alcanza la cifra sin precedentes de 91 billones de dólares, una cantidad que casi iguala el tamaño de la economía mundial y que —como advierten los economistas— tiene un alto costo para sus poblaciones. 

El problema es de tal magnitud que incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha presentado informes en los que alerta sobre la crisis y explica sus causas.  

Según el organismo, todo se debe a las medidas tomadas en medio de la pandemia de Covid de 2020 cuando la mayoría de los gobiernos optaron por hacer emisiones de dinero sin respaldo, endeudándose a grandes niveles.   

Incluso la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) previó, en un reporte publicado a finales de ese año, que la deuda pública sobrepasaría el tamaño de la economía. Por ello la calificó como la mayor deuda pública en relación al PIB desde finales de la Segunda Guerra Mundial, reconociendo que la economía estadounidense venía registrando déficits desde 1970.

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Desde 2020 se esperaba el estallido de una crisis debido al crecimiento de la deuda. Fuente: CBO.

De esta forma, la inflación y devaluación de las monedas fíat que se generó, como consecuencia de las impresiones de dinero realizadas en 2020, obligaron a subir las tasas de interés. Algo que a su vez complicó el tema de la deuda

Durante mucho tiempo, la dinámica de la deuda se mantuvo muy benigna, porque las tasas de interés reales eran significativamente inferiores a las tasas de crecimiento, lo que redujo la presión para la consolidación fiscal y permitió que los déficits y la deuda públicos aumentaran. Luego, durante la pandemia, la deuda aumentó aún más a medida que los gobiernos implementaban grandes paquetes de apoyo de emergencia. 

Fondo Monetario Internacional. 

Tal como lo explica el FMI, actualmente las tasas de interés ajustadas a la inflación están muy por encima del crecimiento económico a mediano plazo, y con ello se eleva el costo del servicio de la deuda. A esto se suman presiones fiscales que generan riesgos para la estabilidad financiera.  

De ahí que el FMI reiterara su advertencia en junio pasado, recordando la necesidad de «abordar urgentemente» los déficits fiscales crónicos de Estados Unidos. Una inquietud que ha sido compartida desde hace tiempo por inversionistas manifestando así su inquietud sobre la trayectoria de las finanzas del gobierno estadounidense.

De hecho, en enero los gestores de fondos auguraron que el tema de la deuda se convertiría en una preocupación sería para los mercados «en los próximos seis a doce meses». Y como reportó CriptoNoticias, en 2022 las instituciones financieras también habían anticipado reacciones críticas en este sector.

Crónica de una crisis anunciada

Para atender el problema se requiere «una acción fiscal decisiva y creíble que lleve gradualmente los niveles de deuda mundial a niveles más sostenibles puede ayudar a mitigar esta dinámica», tal como aconsejó el FMI a inicios de este año.  

Se trata de una recomendación que invita a reducir el gasto fiscal y manejarlo con mayor eficiencia. Además del FMI, el consejo también lo lanzó en 2022 el Banco Mundial, cuando observó un mayor intervencionismo de los gobiernos a través de subsidios, nacionalizaciones y otras medidas que han derivado en un incremento sustancial del gasto público

«A nivel mundial, la proporción del gasto público respecto del producto interno bruto (PIB) pasó del 25,9% en 2008 a 34,1% en 2020, y sigue creciendo», dijo el Banco Mundial. 

En 2020, durante la pandemia, el gasto público de los gobiernos creció sustancialmente. Fuente: Banco Mundial.

Lo que ha venido ocurriendo es que las cargas de la deuda han crecido tanto, que ahora se han convertido en una amenaza creciente para los niveles de vida en las economías más ricas, como la de Estados Unidos. 

De esta forma, «la actitud de los políticos ha ido en contra de las recomendaciones, al no hablar sobre aumentos de impuestos y recortes de gastos necesarios», declaró a los medios Roger Hallam, director global de tasas de Vanguard, uno de los administradores de activos más grandes del mundo.    

«En algunos casos, incluso están haciendo promesas derrochadoras que, como mínimo, podrían volver a disparar la inflación e incluso acelerar la crisis financiera». La situación parece lejos de mejorar, en un contexto mundial marcado por elecciones.  

En ese sentido, se llama la atención sobre el hecho de que, a pesar de la creciente alarma por la acumulación de deuda del gobierno estadounidense, ni los demócratas ni Donald Trump, prometen disciplina fiscal antes de las elecciones. A lo sumo, está la promesa del republicano de pagar la deuda con bitcoin (BTC). Su idea, según dijo, es incorporar la moneda digital como reserva, aunque no ofreció mayores detalles sobre la estrategia.

La misma actitud de dejar de lado el tema de la deuda se ha tomado en las elecciones de Reino Unido y Francia, donde los analistas acusan un auge del populismo. 

Es así como, a raíz de esta creciente tendencia, desde hace meses se esperaba que los mercados financieros se vieran rápidamente perturbados por una «disfunción política», tal como lo adelantó Karen Dynan, de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard. Es por ello que los inversionistas dudan de la voluntad de los gobiernos de pagar su deuda

«Tenemos tendencia a no imaginar el alcance de las cosas que pueden salir mal. Si se produce un gran acontecimiento que hace que el mercado se alarme por la deuda, no será algo que estuviéramos pensando», había alertado la economista en julio pasado. 

La conclusión a la que llegan la mayoría de los expertos es que el colapso de los mercados era predecible. Lo dijo hasta el director ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, quien llegó a calificar la deuda pública estadounidense como «la crisis más previsible» a la que se enfrenta la economía estadounidense.

Las consecuencias ya están a la vista. Y aunque hoy se registra una ligera recuperación de los mercados, todo indica que las causas subyacentes que generan la crisis siguen en manos de gobiernos que —hasta ahora— no lucen muy dispuestos a enmendar sus acciones.

Visto lo anterior, estamos ante un panorama donde cada vez luce más necesaria la aplicación del «estándar bitcoin». Ante la poca de posibilidad de que se cambien las medidas gubernamentales, la filosofía apolítica y descentralizada que da soporte a la moneda digital creada por Satoshi Nakamoto emerge como una opción.

 
FUENTE: CRIPTONOTICIAS
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