Tras el anuncio de la obligación de vacunarse dada a los militares estadounidenses por el Secretario de Defensa, Lloyd Austin, docenas de ellos expresaron sus preocupaciones y quejas ante el representante Thomas Massie, republicano de Kentucky.
Massie recibió las comunicaciones en una mesa redonda ante la que los participantes permanecieron en el anonimato, para evitar represalia por sus opiniones, no obstante, su autenticidad fue comprobada por la oficina del representante, de acuerdo con The Blaze del 29 de agosto.
Por su parte, un soldado, veterano de seis años de la Guardia Nacional Aérea como trabajador sanitario de primera línea, dijo: “La ciencia se ignora en favor de una posición de vacunar a todos a toda costa”.
Y agregó: “Los superiores son conscientes del hecho de que los soldados con una exposición previa al Covid tienen una respuesta de inmunidad mejor que la que se podría conseguir con una vacuna, pero simplemente no les importa”.
Otro que está tramitando una exención expone un acoso diario por parte de los comandantes que le instan a abandonar su solicitud, y dijo: “La presión de los mandos para que la gente se vacune es intensa”.
Asimismo, un veterano cristiano al que se le negó una exención religiosa dijo “sin que se le diera ninguna razón”, insistió: “Voy a luchar contra esto en el Tribunal Federal si es necesario”, de acuerdo con The Blaze.
Es de recordar que Massie presentó en junio el proyecto de ley HR 3860, para prohibir cualquier requisito obligatorio para que un miembro de las Fuerzas Armadas reciba la vacuna contra el Covid o virus PCCh (Partido Comunista de China).
“Este proyecto de ley prohíbe el uso de fondos federales para exigir a un miembro de las Fuerzas Armadas que reciba la vacuna COVID-19”, propone el proyecto que ya cuenta con 31 copatrocinadores.
Y asimismo: “El proyecto de ley también prohíbe que se tomen medidas adversas (por ejemplo, castigos) contra un miembro de las Fuerzas Armadas porque éste se niegue a recibir la vacuna COVID-19”.
Varios de los denunciantes coincidieron en que podría presentarse una crisis de seguridad nacional y un peligro extremo en la nación, en caso de que un gran número de miembros experimentados del servicio sean expulsados en masa del ejército por el mandato.
Aún permanecerían más de 800.000 miembros del servicio sin vacunarse, según datos del Pentágono.
Las protestas contra la vacunación obligatoria no es exclusiva de los miembros del ejército, de hecho, se presentan en todo el mundo como un patrón común en el que cientos de miles de personas salen a las calles a hacerse escuchar, y hacer valer sus derechos a elegir al respecto.
Por lo general estas convocatorias se realizan a través de grupos de WhatsApp o de redes sociales y no tienen un fin político, involucrando a los residentes de las grandes capitales del mundo o de las poblaciones pequeñas.
Las manifestaciones de rechazo también son motivadas porque los empleados que se resistan a vacunarse, ya sea por cuestiones de salud, religión o simplemente porque tienen miedo o dudan de su efectividad, podrían perder su trabajo.
Los organismos gubernamentales presionan cada vez más para que la población se inocule, pero no advierten que las vacunas fueron aprobadas de emergencia, que son experimentales y que las personas podrían sufrir severos efectos adversos, o incluso morir a causa de su aplicación.
(blesmundo)