Acorde a los datos reportados por la última encuesta de Morning Consult, 1,84 millones de ciudadanos estadounidenses habrían rechazado la posibilidad de ingresar a un empleo para poder mantener la bonificación por desempleo de la administración Biden.
El Plan de Rescate Estadounidense del presidente Joe Biden, promulgado en marzo, impuso la entrega de un bono semanal de 300 dólares para los estadounidenses que permanecieron desempleados. Este monto es independiente de los beneficios de desempleo regulares provenientes de fondos federales que cuentan los estadounidenses.
El promedio nacional del seguro de desempleo en todo el país antes de la pandemia era de 387 dólares por semana, lo que significa que los desempleados en Estados Unidos ahora reciben hasta 687 dólares en promedio si tenemos en cuenta la expansión de 300 dólares. Esto equivale a un salario por hora de 17 dólares, más del doble del salario mínimo federal.
La mayoría de los republicanos votaron en contra de la iniciativa y advirtieron que de este modo a muchos estadounidenses desempleados se les pagaría más por no trabajar que por reincorporarse a la fuerza laboral.
Según los resultados de la encuesta de Morning Consult, aproximadamente un tercio de los beneficiarios de prestaciones por desempleo han rechazado ofertas de trabajo durante la pandemia, incluido el 45% de los que mencionaron las prestaciones por desempleo como un factor importante para rechazar el trabajo
Además, el 13% de los beneficiarios de estas prestaciones de desempleo aseguraron que la única razón por la que rechazaron el trabajo justamente se debe a su interés por continuar recibiendo dicho beneficio.
El número de 1,84 millones fue calculado por la encuestadora a partir del 13% que rechazaron directamente el trabajo incentivados a continuar recibiendo las prestaciones por desempleo, entre los aproximadamente 14,1 millones que la recibían a mediados de junio de 2021 cuando se realizó la encuesta.
En líneas generales, los congresistas republicanos y muchos economistas han asegurado que la razón por la que el mercado laboral está rezagado se debe en parte al aumento de los pagos por desempleo del gobierno federal los cuales han sido amplificados con 300 dólares por semana impuestos por Biden como supuesta respuesta a la crisis pandémica.
Muchas empresas han manifestado serias preocupaciones por no poder continuar operando por falta de recursos humanos, lo cual resulta inaceptable en un país donde abundan los desocupados y la necesidad de que la economía vuelva a crecer.
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En todo Estados Unidos se pueden encontrar historias de empresas que cerraron o están a punto de hacerlo simplemente por las enormes dificultades para encontrar empleados. En Spokane (Washington) una de las regiones más afectadas por este fenómeno, las ofertas de empleo abundan, pero los empresarios sencillamente no encuentran personas para cubrir los puestos de trabajo.
En este sentido, más de dos docenas de estados optaron por excluirse de los beneficios ampliados de desempleo antes de que finalicen en septiembre, pero millones en todo el país, incluso en grandes estados como California y Nueva York, todavía los reciben.
Según reportó Fox News, el gobernador de Missouri, Mike Parson, uno de los primeros en prescindir voluntariamente de estos fondos de ayuda, justificó su decisión asegurando que los beneficios fueron útiles durante el apogeo de la pandemia, pero que a continuación “ha empeorado los problemas de la fuerza laboral que enfrentamos”.
Parson, al igual que muchos otros gobernadores republicanos, tomó la decisión de poner fin a los beneficios financiados con fondos federales para abordar los reclamos de las empresas sobre la escasez de mano de obra, a pesar que la medida desde ya no resulta simpática, pudiendo afectar su imagen frente a gran parte de los votantes que aún se ven atraídos por el incentivo de dinero fácil.
Curiosamente, según un análisis de la consultora Jefferies LLC, publicado por Fox News, todos los estados que anunciaron la suspensión del subsidio federal, reflejaron en las semanas subsiguientes importantes reducciones en las tasas de desocupación. Lo que confirma que muchos ciudadanos al dejar de recibir el dinero por desempleo, debieron aceptar trabajos generando la consecuente caída en las tasas de desempleo.
Aneta Markowska, economista financiera en jefe de la Jefferies, dijo en diálogo con Fox News que “los empleadores tuvieron que competir con el gobierno en la distribución de dinero, y eso dificulta mucho la captación de trabajadores”. Sobre todo teniendo en cuenta que por lógica, las empresas a cambio de la distribución de dinero exigen trabajar, mientras que el estado lo realiza sin exigir nada a cambio.
(blesmundo)