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23 June 2021

El Partido Comunista Cubano anunció este 18 de junio pasado que administró más de 4 millones de dosis de dos de sus vacunas contra el coronavirus a la población a pesar de que ninguna de estas tiene autorización para ser usadas e incluso algunas todavía están en la fase I de pruebas clínicas.

El periódico estatal vocero del régimen cubano, Granma, publicó la noticia ‘festejando’ que el gobierno había distribuido 4.328.291 de dosis de las vacunas Abdala y Soberana 02.

Según datos del propio gobierno cubano, que por la censura y la falta de fuentes independientes, no se puede verificar que sean ciertos, la Soberana 02 concluyó la fase III de pruebas clínicas el domingo 20 de junio y logró una efectividad del 62% administrando dos dosis a cada persona.

No obstante, los médicos cubanos empezaron a administrar dosis a niños de hasta 12 años en los ensayos experimentales de fase I de las vacunas Soberana la semana pasada, aunque aclara que las personas incluidos los niños eran ‘voluntarios pediátricos’.

Cuba actualmente afirma tener cuatro vacunas en desarrollo: Soberana, Soberana 02, Abdalá y Mambisa desarrolladas por el Instituto Finlay. Según los medios del gobierno, Soberana 02 es incluso más efectiva que la ‘Coronavac’, la vacuna china que tiene una efectividad entre el 38% y el 50%.

No obstante, en términos similares que Cuba, los datos de China tampoco son creíbles debido a la falta de transparencia que caracteriza al PCCh.

Sumado a eso, países como Chile que han vacunado su población con las vacunas chinas, han tenido picos de infecciones en personas completamente vacunadas incluso más casos que antes de comenzar a vacunar, por lo que los laboratorios chinos dijeron que hacía falta una tercera dosis, sin admitir que tuvieron el efecto contrario al esperado.

Pero para la Organización Mundial de la Salud el 50% de efectividad es suficiente para otorgar autorización de uso y por eso ‘Coronavac’ obtuvo el permiso para ser distribuida.

Ahora, con la fase III supuestamente concluida, Cuba buscará la aprobación de Soberana 02 para poder venderla a países pobres, aunque Irán por ejemplo compró unas 100.000 dosis de la vacuna cubana mientras aún estaban en la fase inicial de las pruebas clínicas, según Breitbart.

“Estoy seguro de que la vacuna a la que tendrán acceso los pobres del mundo es la nuestra, y eso tiene que ver con los millones de compromisos que ustedes han defendido, con millones de principios que la Revolución ha forjado, y que ustedes también han forjado”, dijo Díaz-Canel ‘presidente’ de Cuba a los científicos.

La agencia de noticias del gobierno de Argentina también anunció el 29 de mayo de 2021 que estaba interesado no solo en comprar las vacunas cubanas, sino en apoyar para ‘escalar la producción’.

No obstante, se desconoce si hubo efectos adversos o muertes como ocurrió en todo el mundo, con la aplicación de las vacunas cubanas en fases tan tempranas debido a la censura y falta de un ente que supervise el procedimiento independientemente del régimen castrista.

Cuál es la tecnología de la vacuna cubana

Soberana 02 es una vacuna conjugada, que une un antígeno débil con otro fuerte para asegurar una respuesta inmune vigorosa, reportó la revista Nature.

“Para fabricar Soberana 02, los científicos de Finlay acoplaron fragmentos de la proteína de la espiga del coronavirus a una forma desactivada de la toxina del tétanos, un potente antígeno que puede potenciar la producción de células inmunitarias y anticuerpos”, explica la revista.

Por otro lado, las vacunas de Pfizer y Moderna utilizan ARN mensajero para enviar señales al sistema inmunitario mediante una “espiga proteica”.

Debido a que las vacunas tradicionales no utilizan el ARN mensajero para generar respuesta inmunitaria sino pequeñas cantidades del virus activo, las vacunas contra el virus PCCh se consideran experimentales, y debido a que ninguna concluyó el tiempo determinado en la fase IV el cual lleva años, además de que no se sabe cuáles serán los efectos a largo plazo de estas vacunas en las personas.

Las vacunas chinas, que sí utilizaron un enfoque más ‘tradicional’ probaron ser completamente inefectivas y su venta en todo el mundo responde más bien a un negocio millonario entre gobiernos que comparten ideologías y no a un deseo de prevenir que la gente se enferme.

(Bles mundo)

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