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19 January 2020

¿A cuántas personas les pasa que no son capaces de alisarse a la perfección el pelo porque lo tienen súper rizado? ¿Nunca has pensado qué sucede con las pestañas de los ojos, si éstas crecen? Como prácticamente todo en esta vida tiene su explicación, y aquí te lo contamos.

Primero empecemos por el caso de los cabellos rizados. El cabello está formado por el tipo de proteína más abundante en el cuerpo, la queratina. La sabiduría popular dice que se forman enlaces entre las moléculas de sulfuro que hay en el cabello, que hacen que los filamentos de queratina se tuerzan sobre sí mismos. Los productos para alisar el pelo rompen estos enlaces químicamente o, en el caso de las planchas, físicamente.

No obstante, la explicación real es más compleja. El doctor James Hamblin explica en Si nuestros cuerpos hablaran (Grijalbo) que para comprenderlo hay que entender primero la estructura del cabello.

“Los órganos activos son nuestros folículos pilosos, que están apilando constantemente microfilamentos con forma de hilo, confeccionados de queratina, uno sobre otro. Juntos, estos microfilamentos construyen una fibra de cabello. Cada microfilamento es diminuto, pero juntos pueden formar un cabello robusto, que resista a las presiones mecánicas del ambiente. Cuando sopla el viento el pelo se parte en dos”, señala.

El cabello está formado por el tipo de proteína más abundante en el cuerpo, la queratina. Foto: Crisanta Espinosa, Cuartoscuro

Hamblin, considerado por la revista Time como una de las 140 personas a las que seguir en Twitter, indica también que todo el cabello es básicamente igual, pero acaba viéndose muy distinto dependiendo de cómo se acomoden los filamentos internos.

“Los folículos usan principalmente dos tipos de células para acomodar estos filamentos. Los filamentos de las células paracorticales tienen una mezcla aleatoria de orientaciones, algunos son paralelos al eje principal del cabello y otros están en ángulo. Los filamentos de las células ortocroticales se orientan todos en ángulo. El cabello lacio es sobre todo de células paracorticales, y el rizado, dependiendo de cuán rizado esté, tiene alrededor de la mitad de ortocorticales”, detalla el experto.

Eso sí, precisa que la manera en la que esos filamentos se apilan no es algo que pueda cambiarse. “Aunque te tires del pelo, duermas sobre él, o le pases una plancha para alisar, los microfilamentos tarde o temprano impulsarán la recuperación del rizo. Algunas cosas en la naturaleza simplemente no son rectas”, agrega.

EL CASO DE LAS PESTAÑAS Y EL VELLO

Otra de las curiosidades que presenta el cuerpo humano, de la que Hamblin habla en su libro, es el caso del vello y de las pestañas que, a diferencia del cabello, no crecen, se quedan como están. Aquí menciona que las pestañas siguen creciendo, sólo que se caen al llegar a una longitud determinada. “Simplemente se caen después de tres meses, a diferencia del pelo de la cabeza, que puede seguir creciendo durante años sin caerse”, matiza.

Como todo el cabello, dice que las pestañas nacen de folículos, los órganos más pequeños del cuerpo. En concreto, menciona que el pelo pasa por tres etapas y la longitud de todo el pelo del cuerpo depende de lo que dure la primera fase, llamada ‘anágena’.

“Cuando finaliza, la fase anágena se vuelve ‘catágena’, es decir, la parte exterior de la raíz deja de recibir el suministro de sangre y el pelo deja de crecer. Después de un par de semanas, la fase ‘catágena’ se convierte en ‘telógena’, que es cuando el folículo pasa a un estado de reposo. Entonces, durante 3 meses, el pelo se ve bien por fuera, pero tiene la raíz muerta. Se va a caer o será remplazado por un pelo nuevo que viene saliendo. Para bien o para mal, cada folículo tiene su propio ciclo temporal, así que no tenemos que mudar todo el pelo a la vez”, remarca.

La verdadera diferencia entre el pelo de la cabeza, el vello de los brazos, y las pestañas es la duración de la fase anágena. “En tu cabeza dura varios años. En las demás partes alrededor de un mes. De lo contrario, las pestañas y los vellos podrían volverse inmanejables”, precisa.

Eso sí, Hamblin reconoce que hay algunos casos raros de fases anágenas muy largas en la cabeza, que permitirán que el pelo creciera hasta el suelo. Otros tienen fases muy cortas, así que no son calvos, pero en realidad nunca necesitan un corte de pelo.

Por otro lado, el doctor llama la atención sobre el estrés que, según advierte, puede ‘mandar señales’ a la fase anágena de terminar antes de tiempo y, en casos extremos, puede derivar en una pérdida casi total del cabello, de corta duración. Pero por lo general, según asegura, vuelve a crecer.

(Sin Embargo)

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