La cruz de Lampedusa, realizada con madera de embarcaciones naufragadas en las que viajaban inmigrantes, visita la Archidiócesis de Sevilla (España) hasta el próximo 1 de febrero. Por eso el Mons. Juan José Asenjo ha animado a participar en la actividades que se lleven a cabo para “vivir un encuentro sanador con la cruz de Cristo”.
En una carta, Mons. Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla, recordó la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado en donde se invitó a poner en práctica “cuatro verbos para dar respuesta al desafío planteado por las migraciones contemporáneas: acoger, proteger, promover e integrar”.
Mons. Asenjo precisó que “donde muchos ven un emigrante, el cristiano ve a un hermano con una vida marcada por el dolor y el sufrimiento que busca la esperanza de alcanzar una vida mejor. No podemos permanecer ajenos al dolor del hermano”.
En el año 2013, tras el naufragio de un patera en Lampedusa (Italia) en el que murieron 366 inmigrantes procedentes de Eritrea y Somalia, el Papa Francisco manifestó su dolor y por eso decidió visitar esa isla para “rezar, realizar un gesto de cercanía”, pero también para “despertar nuestras conciencias para que lo que ha sucedido no se repita”.
El artista Franco Tuccio construyó una cruz con los trozos de madera de la embarcaciones naufragadas y la regaló al Papa, que al bendecirla recordó que “no podemos seguir viviendo anestesiados ante el dolor ajeno. Lleven a todas partes la cruz de Lampedusa como símbolo, para acercar y no olvidar el drama y la realidad de los inmigrantes”.
Desde entonces esta cruz ha pasado por numerosas diócesis de todo el mundo, y desde el 15 de enero al 1 de febrero estará en la Archidiócesis de Sevilla para “transmitir un mensaje de solidaridad y de paz, combatiendo lo que el Papa Francisco lama la globalización de la indiferencia”.
Según aseguró el Arzobispo de Sevilla esta visita de la cruz de Lampedusa es “una oportunidad para salir de nuestra rutina y vivir un encuentro sanador con la Cruz de Cristo”.
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(Aciprensa)