Estados Unidos envió fuerzas adicionales a Medio Oriente, a medida que las tensiones con Irán continúan aumentando y el Secretario de Defensa, Mark Esper, dijo que Estados Unidos no ha decidido si abandonará Irak.
Un grupo de preparación anfibia con tres barcos recibió la orden de trasladarse a la región del Golfo Pérsico desde el Mediterráneo, donde ha estado entrenando, según un funcionario estadounidense.
La medida siguió a los informes de una carta que supuestamente le decía a los oficiales militares en Bagdad que las fuerzas estadounidenses se estaban reposicionando antes de una partida. El general de la Armada Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, dijo a periodistas este lunes que la carta era un borrador y que nunca debería haber sido enviada.
“No hay una decisión de irse, ni emitimos ningún plan para irnos o prepararnos para irnos”, dijo Esper.
El jefe del Pentágono dijo a periodistas que cree que el pueblo y los legisladores iraquíes quieren que Estados Unidos mantenga una presencia en el país, 17 años después de que invadiera para derrocar a Saddam Hussein.
Los comentarios llegaron un día después de que el Parlamento de Irak, en una votación no vinculante, pidiera a las tropas estadounidenses que se retiraran.
Esper también afirmó que cualquier ataque estadounidense contra Irán no apuntaría a sitios culturales. Eso pareció contradecir los comentarios del presidente Donald Trump durante el fin de semana, cuando dijo en Twitter que había incluido sitios culturales iraníes en su lista de 52 objetivos para el ataque en caso de que Teherán tome represalias por el asesinato por parte de Estados Unidos del principal comandante militar iraní, Qassem Soleimani.
El secretario de Defensa agregó que Estados Unidos sigue comprometido con la campaña para derrotar al Estado Islámico. Durante el fin de semana, la coalición liderada por Estados Unidos contra ISIS dijo que suspendería las operaciones en Irak para concentrarse en proteger las bases que han sido atacadas.
El intento que encabezan las facciones pro-iraníes por expulsar a las tropas estadounidenses de Irak está ganando impulso, y se ha visto reforzado por una votación en el Parlamento para exigirle al gobierno iraquí que así lo haga.
Pero la ruta a seguir aún no está clara, y en el profundamente dividido territorio iraquí, con un primer ministro que renunció y una inminente' guerra' indirecta entre Estados Unidos e Irán, poner fin a los 17 años de presencia militar estadounidense en Irak es una misión arriesgada y complicada.
(El Financiero)