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05 January 2020

 Los tampones y compresas, cuyos compuestos son en su mayoría “plástico puro”, pueden tardar hasta 800 años en descomponerse en micro plásticos, según han mostrado diversas investigaciones como, por ejemplo, una realizada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

Precisamente este estudio, del que se ha hecho eco la empresa Sileu con motivo de la celebración de la XXV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático (COP25), que estos días se celebra en Madrid, avisa de que la mayoría de los microplásticos en los océanos proviene de textiles sintéticos, entre los que se encuentran los productos de higiene menstrual.

Una mujer tiene la menstruación durante una media de 40 años, unos cinco días al mes, y utiliza unas dos o más compresas o tampones cada día. Por tanto, se calcula que una mujer durante su vida fértil utiliza y desecha al menos cuatro mil 800 compresas o tampones. Esto explica que en medio siglo se hayan acumulado 20 billones de desperdicios de compresas y tampones.

De hecho, un estudio publicado en la revista Nature, mostró que el impacto ambiental que esto genera “es tangible” ya que se evidencia en la gran isla de plástico del Pacífico, la cual cubre una superficie de hasta casi cuatro veces la superficie de España.

Un problema ambiental que se acrecenta si se tiene en cuenta que tanto los tampones como las toallas sanitarias utilizan compuestos de algodón, rayón y distintos tipos de polímeros. Además, algunos materiales como polietileno, poliéster y polipropileno, que se pueden encontrar también en las bolsas de plástico o en envases caseros, son los que se utilizan para crear las distintas que componen una compresa menstrual para que cumple su función de retener la sangre.

SUSTANCIAS ASOCIADAS AL SÍNDROME DE SHOCK TÓXICO

Del mismo modo, tal y como han comentado desde Sileu, el gel “super absorbente” que se utiliza en estos productos es el poliacrilato, una sustancia que está asociada a casos de síndrome de shock tóxico, una afección grave producida por una bacteria y que se asocia con el uso de productos de higiene menstrual.

 “Los sembradíos con los que se produce el algodón, que es un producto natural y biodegradable usado en tampones, son tratados con pesticidas y sustancias químicas que son nocivas para la salud íntima y generan un alto impacto ambiental”, han apostillado.

Ante todo esto, los expertos han defendido el uso de las copas menstruales, las cuales no generan la misma cantidad de residuos y “no desprenden” sustancias tóxicas, mutagénicas, cancerígenas o contaminantes para el medio ambiente. Están hechas de silicona y pueden ser reutilizables durante 10 años.

“Con productos como la copa menstrual y compresas reutilizables de tela se está permitiendo a millones de mujeres de todo el mundo tener una menstruación más sustentable, saludable y sostenible, contribuyendo así con la reducción del grave impacto ambiental que se vive hoy en día”, han zanjado desde Sileu.

(Sin Embargo)

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