Una investigadora de la Universidad de Arizona, EU ha explorado qué motiva a los jóvenes a enviar imágenes sexualmente explícitas de sí mismos a través de Internet, una práctica conocida como sexting. Según su encuesta, la explicación no es tan evidente como se podría pensar, especialmente cuando se trata de mujeres jóvenes.
En su cuestionario, la científica, Morgan Johnstonbaugh, pidió a más de mil estudiantes universitarios con 20 años de media de siete universidades de Estados Unidos que describieran la última vez que enviaron una fotografía de sí mismos desnudos o semidesnudos a otra persona por medios electrónicos. Luego se les preguntó por qué compartían la foto. En una lista de 23 posibles razones, podían marcar tantas o tan pocas como quisieran.
En su análisis de las respuestas, encontró que las probabilidades de que las mujeres dijeran que enviaron imágenes sexualmente explícitas de sí mismas eran cuatro veces mayores que las de los hombres para evitar que el receptor perdiera el interés o que viera imágenes de otros. “Esto podría apuntar a un doble rasero sexual persistente que podría desempoderar a las mujeres”, explica la científica.
“El doble rasero sexual es la idea que se perpetúa en la sociedad de que los hombres y las mujeres tienen diferentes tipos de sexualidad: que los hombres tienen deseos incontrolables y voraces, mientras que las mujeres son capaces de tomar decisiones morales y actuar como guardianes de la actividad sexual. Con esta idea en mente, las mujeres pueden sentirse presionadas a compartir imágenes con sus novios para mantenerlos interesados o para complacer su apetito”, añade.
Sin embargo, Johnstonbaugh descubrió que las probabilidades también eran cuatro veces mayores para las mujeres que para los hombres de decir que enviaban imágenes sexualmente explícitas como una forma de sentirse empoderadas, y que las mujeres tenían el doble de probabilidades que los hombres de decir que enviaban dichas imágenes para aumentar su confianza. “Las mujeres podrían encontrar que el sexting es realmente empoderante porque puedes crear un espacio donde te sientas segura expresando tu sexualidad y explorando tu cuerpo”, argumenta.
La investigadora puntualiza que se necesita más análisis para comprender mejor otras posibles motivaciones para el sexting, así como qué motivaciones podrían ser más comunes para los hombres. En cualquier caso, espera que sus hallazgos ayuden a proporcionar una comprensión más matizada del sexting para académicos, educadores y legisladores interesados en reducir sus prácticas dañinas.
¿Y CÓMO ACTÚAN LOS CHICOS?
De acuerdo con otro trabajo de investigación de la Universidad de Surrey (Reino Unido), que entrevistó a 41 hombres jóvenes de entre 14 y 18 años de edad para comprender sus puntos de vista sobre el sexting, estos chicos se sienten “héroes” al obtener y distribuir imágenes de mujeres jóvenes.
“La posición de los hombres jóvenes dentro de la cultura del sexting juvenil es precaria, ya que están sujetos a las expectativas que rodean a la masculinidad en términos de su apariencia y sus acciones. Además, la desnormalización de la vergüenza social masculina es probable que esconda el verdadero alcance de la dificultades a la que se enfrentan estos jóvenes”, apunta esta investigación.
El sexting es una actividad que se realiza de forma cada vez más común y que acarrea muchos peligros. El 31 por ciento de los menores han enviado fotografías sexuales bajo los efectos del alcohol y las drogas, y el 3 por ciento lo han hecho bajo algún tipo de extorsión o amenaza, tal y como asegura un estudio publicado en la revista Pediatrics.