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02 January 2020

CHETUMAL, Q. Roo.- De un plumazo, y sin mayor análisis, los diputados locales abrieron la puerta para convertir a Quintana Roo en una ciudad como Las Vegas, Estados Unidos. Todas las empresas que instalen un casino no pagarán impuestos este año.

Como parte de los cambios, de última hora, que los legisladores locales realizaron al paquete fiscal 2020, se incluyó una exención del Impuesto a las Erogaciones en Juegos y Concursos para los nuevos inversionistas.

El séptimo transitorio del dictamen de la Ley de Ingresos, aprobado el pasado 13 de diciembre, señala que el beneficio es para “Las personas físicas o morales que realicen inversiones en el estado de Quintana Roo, superiores a los $40,000,000.00 (Cuarenta millones de pesos M.N.) y cuyo giro sea de juegos y concursos en la modalidad de casinos”.

También dice que esos casinos deberán ubicarse en las zonas turísticas, además de que será necesario acreditar ante las autoridades competentes, que al menos el 50% de sus clientes sean extranjeros o no residentes en la entidad.

La inclusión del texto a la propuesta del Poder Ejecutivo se dio por decisión exclusiva de cinco legisladores que integran la Comisión de Hacienda, Presupuesto y Cuenta de la XVI Legislatura, sin mayor discusión ni consulta a otras instancias.

Se trata del presidente de esa comisión, José de la Peña Ruiz de Chávez, del Partido Verde Ecologista de México; María Fernanda Trejo Quijano y Wilbert Alberto Batun Chulim, de Movimiento Regeneración Nacional; Eduardo Lorenzo Martínez Arcila, del Partido Acción Nacional y Carlos Hernández Blanco, del Partido Revolucionario Institucional.

“Con el objetivo de promover la inversión en el estado, fomentar el empleo y ofertar otros atractivos al turismo nacional y extranjero, los integrantes de esta comisión estimamos conveniente adicionar un artículo séptimo transitorio, que prevea una exención de pago del Impuesto a las Erogaciones en Juegos y Concursos, durante el ejercicio fiscal 2020”, justificaron los cinco diputados en el documento publicado en el Periódico Oficial del Estado.

Pagan un diezmo fiscal

El negocio de los casinos en Quintana Roo ha crecido en los últimos tres años y ha movido entre 700 millones y mil millones de pesos en erogaciones de sus clientes, según cálculos.

En 2017, el primer año que Quintana Roo les puso un gravamen, los casinos aportaron a las arcas hacendarias 41 millones 680 mil pesos. La cifra subió a 67 millones 338 mil 750 pesos en 2018, según datos de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan). Entre enero y octubre de este año, han ingresado al estado 56 millones 885 mil 762 pesos por dicho impuesto, que superan por mucho los  50.4 millones proyectados para todo 2019.

La tasa de cobro del impuesto es a razón del 10% de lo que gastan los clientes, ya sean pagos en efectivo o por cualquier otro medio que permita participar en los juegos o concursos.

Actualmente operan en Quintana Roo 11 casinos legalmente establecidos, aunque hay empresas que se dedican a la organización de eventos de ese tipo, en su mayoría en Cancún y Playa del Carmen.

Este 2020 las autoridades fiscales del estado esperan que esos negocios paguen 89 millones 313 mil 961 pesos de impuestos, de acuerdo con la Ley de Ingresos avalada por los legisladores.

Costo beneficio del juego

Para el antropólogo Ever Marcelino Canul Góngora, jefe del Centro de Estudios Interculturales de la Universidad de Quintana Roo, es necesario medir el costo beneficio de las estrategias que se impulsan bajo el pretexto de incentivar la economía.

A su juicio, si bien, los casinos representan inversión y por ende generación de empleos, también son sinónimo de patologías y otros problemas sociales, como la ludopatía (una alteración progresiva en el comportamiento, por la que el individuo siente la necesidad incontrolable de jugar).

“En este caso, la posibilidad que se está dando para que pueda haber inversiones en este sector es importante; sin embargo, hay elementos que se tienen que considerar, por ejemplo las formas y costos sociales. Es bien sabido que este tipo de giros atrae a cierto tipo de población pero también genera cuestiones de adicciones como la ludopatía, el alcoholismo, incluso, el consumo de estupefacientes”, señala.

Para el investigador el problema es que la propuesta viene sin un planteamiento integral que incluya programas de atención para quienes se vuelven adictos a los juegos de azar, y que terminan por impactar en la integración familiar.

“En el caso del sur es más evidente esta situación, donde no existen casinos funcionando en la actualidad, pero está cerca de esos negocios instalados en la zona libre de Belice, que por su misma condición de zona libre facilita el ingreso de los quintanarroenses. Eso ya tiene un impacto, y eso que está fuera del país”, comentó.

El caso de Chetumal es sólo una referencia, porque el mayor problema se concentra en la parte norte del estado, donde mezclado con otros problemas sociales, pasa inadvertido, aunque no significa que no sea grave.

“Hay una serie de repercusiones sociales negativas con las poblaciones adultas y jóvenes, además de la tercera edad. Eso se invisibiliza porque se mira nada más al interior de las familias”, explica.

Para Canul Góngora, hay ejemplos a nivel internacional, como el caso Canadá, donde una de las estrategias económicas para las zonas indígenas fue la construcción de hoteles y casinos, administrados por los grupos que habitan esos sitios. Altos índices de ludopatía, alcoholismo y consumo de drogas fue parte del precio de ese desarrollo.

“Este tipo de variables que impactan en una sociedad que tiene una movilidad muy intensa, como Quintana Roo, tienen que ser consideradas. Tiene que haber una política pública, en ese sentido, integral; donde se genere una relación de corresponsabilidad con los inversionistas”, consideró.

(Benjamín Pat)

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