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06 February 2023

La epistemología es el estudio de cómo pensamos y cómo se dirigen nuestros pensamientos. Es una disciplina descuidada e indispensable para quienes se dedican a la detección de patrones y al estudio de las estratagemas de guerra psicológica de las sociedades secretas occidentales. Como advierte el historiador Dr. Michael Hoffman en este artículo, fue la hechicería antigua la que presupuso un cálculo en el que la realidad, los hechos y la verdad eran la narrativa de lo que el hechicero declarara que eran. Esa gnosis fue invocada en la modernidad por el novelista beat William S. Burroughs, y en la posmodernidad a través de novelas y videojuegos hechos película, como Assassin’s Creed. Según Matthew Zagurak, el director narrativo del juego, este evoca a las “sociedades secretas de la Antigüedad prototemplaria… que están en busca del poder de los dioses antiguos”. En 2007, la franquicia Assassin’s Creed convirtió en su  “Credo” el famoso concepto “Nada es cierto, todo está permitido”. En ese marco, el Dr. Hoffman se cuestiona si ¿la comunidad de la teoría de la conspiración ha eludido el contagio mental de la “verdad relativa” inherente a ese concepto reciclado de la hechicería antigua, o si simplemente ha sucumbido a él? Y para responder a esta pregunta, analiza el impacto de la teoría de la conspiración del siglo XXI en sus seguidores. Según su análisis, él observa una “evolución dirigida”, sobre lo que podríamos denominar un “virus de la teoría de la conspiración”, un contagio mental por el que se pierde la fe en la eficacia de la verdad, en lugar de creer rotundamente en su existencia. La consecuencia de todo esto es que aunque la velocidad de la puesta de manifiesto de lo que está oculto se está acelerando, el público está cada vez más agotado en lugar de energizado por conocer la verdad. Esto, estratégicamente, le viene muy bien al poder en la sombra, pues configura la mente de la oposición de modo que no desafíe los principios mismos del sistema. Y es que, como advierte el filósofo Alexander Dugin, en las sociedades occidentales desarrolladas “tanto la derecha como la izquierda son meros elementos de un juego deliberado y astuto […] El objetivo estratégico de esta dualidad manufacturada consiste en aprovechar la aparición de polémicas en el seno de la oposición que conduzcan a su fragmentación y posterior integración en nichos políticos especialmente preparados por el propio régimen.”

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El polímata calvinista Douglas “Doug” Wilson es un talentoso educador y uno de los fundadores de las Classical Christian Academies y del New Saint Andrew’s College de Idaho. Justo cuando uno cree que lo ha confinado con éxito a las acerbas dimensiones de la observación de H. L. Mencken de que el puritanismo es “El inquietante temor de que alguien, en algún lugar, pueda ser feliz”, él le desengaña de sus ideas preconcebidas con un ensayo en el que expresa su estima por el filósofo católico romano G.K. Chesterton (entre otros sabios del siglo XX a los que ha recurrido están C.S. Lewis y el filólogo católico J.R.R Tolkein). El reverendo Wilson escribe la columna “Blog y Mablog”, de la que extraemos lo siguiente:

“No puedes negar la existencia y la autoridad de la verdad objetiva y seguir manteniendo la verdad. En un mundo sin verdad, algo debe ocupar su lugar, y lo que ocupa su lugar es ‘la narrativa’. La narrativa actual es lo que los izquierdistas aferrados al poder quieren que creas. Y eso es lo que te dirán una y otra vez, independientemente de los hechos, porque en su visión del mundo una mentira repetida puede establecer una narrativa tan fácilmente como cualquier otra cosa. De hecho, para sus fines, incluso mejor”.

Wilson clava el quid del ethos posmodernista: “Es verdad porque yo elijo creer que es verdad”, expresado por todo el mundo, desde el padre del personaje de Elizabeth Shaw que es la heroína de la película de ciencia ficción “Prometheus”, hasta la teóloga de Harvard supuestamente responsable del bulo “Jesús tuvo esposa” (pregonado por el New York Times), como su coartada para la impostura.

Según afirma Ariel Sabar en Veritas: A Harvard Professor, a Con Man and the Gospel of Jesus’s Wife (Random House, 2020), una de las principales personas que supuestamente contribuyó a promover el bulo del fragmento de papiro “Jesús tuvo una esposa” fue Karen King, que en aquel momento era profesora Hollis de Divinidad en la Universidad de Harvard. En una evaluación de la investigación de Sabar, James Lasdun escribe en la London Review of Books (24 de septiembre de 2020) sobre King:

 

“Tenía poco interés en escuchar lo que Sabar había averiguado… Tampoco ofreció ningún mea culpa cuando su fragmento fue desacreditado. Esto podría interpretarse como el producto de una elevada sensibilidad posmoderna, sin ataduras a las burdas categorías de verdadero y falso. Las declaraciones de King a lo largo de los años lo corroboran. La historia no trata de la verdad, sino de las relaciones de poder”, escribió en un artículo. Los partidarios de lo primero eran culpables de ‘fundamentalismo de los hechos’”.

A veces se dice que la ambivalencia despreocupada como la de King debe su inspiración a la física cuántica que rompe fronteras, pero tiene un origen menos exaltado que no debemos eludir si queremos captar su raíz. Aunque es infraexigible decirlo, nos aventuramos a señalar que fue la hechicería antigua la que presupuso un cálculo en el que la realidad, los hechos y la verdad eran lo que el hechicero declarara que eran. Esa gnosis fue invocada en la modernidad por el novelista William S. Burroughs. A partir de principios de los años sesenta, en la antología “Beat” Minutes to Go, popularizó el apotegma de la antigua casta sacerdotal de los magos, según el cual si nada es verdad, entonces todo está permitido.

Burroughs atribuyó el dicho a las últimas palabras de Hassan ibn Sabbah, el legendario gobernante de un feudo persa que había organizado mediante el otorgamiento controlado de drogas y sexo, en una legión de asesinos a sueldo casi inconquistables. (La palabra “asesino” procede del término persa para designar a un consumidor de hachís, hashashin). En los años treinta, Betty Bouthoul, en su libro Le grand maître des Assassins (“El gran maestro de los asesinos”), citaba las últimas palabras del liquidador: “Souviens-toi…souviens-toi : rien n’est vrai, tout est permis…” (“Y recuerden, recuerden, nada es verdad, todo está permitido”).

Tanto si tomamos la fábula de Hassan al pie de la letra como si no, el mensaje que transmite es claro. El portal a la utopía del filósofo talémico es la noción de que cuando nada es verdad todo está permitido. El hecho de que el origen de este manifiesto a favor de la falsedad se atribuya a un maestro ocultista que perfeccionó el arte del asesinato, vincula la negación de la verdad a Satanás, el ser que fue “homicida desde el principio” (Juan 8:44).

La fe en la propia verdad abrogada

Sin embargo, la historia del origen es anterior a Burroughs y Bouthoul. En su libro de 1887 Sobre la genealogía de la moral, Friedrich Nietzsche canonizó a la Orden de los Asesinos de Hassan ibn Sabbah como la “Orden de los Espíritus Libres” (Freigeister-Orden). Equiparó lo que él creía que era la abrogación de la fe en la verdad por parte de los Asesinos con la liberación humana:

“Als die christlichen Kreuzfahrer im Orient auf jenen unbesiegbaren Assassinen-Orden stiessen, jenen Freigeister-Orden par excellence, dessen unterste Grade in einem Gehorsame lebten, wie einen gleichen kein Mönchsorden erreicht hat, da bekamen sie auf irgend welchem Wege auch einen Wink über jenes Symbol und Kerbholz-Wort, das nur den obersten Graden, als deren Secretum, vorbehalten war : “Nichts ist wahr, Alles ist erlaubt”…Wohlan, das war Freiheit des Geistes, damit war der Wahrheit selbst der Glaube gekündigt …”

(“Cuando los cruzados cristianos en Oriente se encontraron con la invencible orden de los Asesinos, esa orden de espíritus libres por excelencia, cuyos rangos más bajos seguían una regla de obediencia como la que ninguna orden de monjes había alcanzado jamás, obtuvieron de un modo u otro un indicio acerca de ese símbolo y consigna reservados sólo para los rangos más altos como su secretum: ‘Nada es verdad, todo está permitido’… Muy bien, eso era libertad de espíritu ; de ese modo se abrogaba la fe en la verdad misma…”)

Nótese que Nietzsche no dice que “nada es verdad”. Más bien, propone que es el abandono (la abrogación) de la fe en la verdad lo que hace posible todo acto, liberando a la humanidad de la culpa y de la convicción de haber transgredido la ley.

¿La comunidad de la teoría de la conspiración ha eludido este contagio mental o ha sucumbido a él? Para responder a esta pregunta, hemos analizado el impacto de la teoría de la conspiración del siglo XXI en sus seguidores. Según nuestra experiencia, hemos observado una “evolución dirigida”, lo que podríamos denominar un virus de la teoría de la conspiración, un contagio mental por el que se pierde la fe en la eficacia de la verdad, en lugar de creer rotundamente en su existencia.

Se trata de un pecado contra la esperanza, sin el cual la humanidad desciende a la desesperación, el derrotismo y la autodestrucción. La esperanza es la virtud que espera la ayuda de Dios. La verdad es el testimonio que damos para recibirla. El Hombre Alquímico iconográfico, la recrudescencia del andrógino primigenio Adam Kadmon, fue reanimado por la Hermandad Rosacruz a principios del siglo XVII, grabado para la posteridad por Michael Maier (cf. Twilight Language pp. 247-252), como el heraldo psicopompo de un imperio, una vez y en el futuro, de criaturas humanoides para las que la realidad es lo que prescriba un “selecto grupo de seres humanos” que son “casi extraterrestres”, en palabras del Maestro Sentientífico de Skull and Bones John Kerry (Davos, Suiza, 17 de enero).

“Nada es verdad, todo está permitido” se convirtió en el famoso “Credo” al que hace referencia el título de un popular videojuego.

La omnipresencia de la revolucionaria transformación cultural de la sociedad y las costumbres estadounidenses es conspicua. Uno de los vectores de esa transformación ha sido la cultura popular juvenil que se manifiesta en los videojuegos y los cómics. Arch Stanton informa:

X era un justiciero tuerto con una máscara con candado que acechaba las calles de Arcadia… Steven Grant estaba al timón, un guionista que revivió al Castigador (personaje) a mediados de los ochenta para convertirlo en uno de los grandes éxitos de principios de los noventa de la Marvel U…”. A partir del número 6 de X, de julio de 1994, Grant inició un arco argumental de dos números protagonizado por un ejército de guerreros asesinos con el cerebro lavado liderados por Lord Alamout, el disfraz moderno del personaje histórico Hassan-ibn Sabbah, al que Grant conocía como el “Viejo de la Montaña” y el eterno líder de los Hashashin persas desde la época de las cruzadas. El arco se basaba en una leyenda de Hassan propagada a través de varios libros e historias: que utilizaba drogas y un falso jardín del paraíso para engañar a sus discípulos y hacerles creer que tenía poderes religiosos especiales, adquiriendo así su lealtad imperecedera.

“En el libro francés de 1936 El maestro de los asesinos, Betty Bouthoul cuenta la historia de Hassan y es posible que originara la leyenda. Bouthoul fue muy defendida por el famoso escritor beat William S. Burroughs, que mencionó con frecuencia las descripciones de Bouthoul sobre Hassan, los asesinos y elementos de su leyenda en entrevistas y en sus libros. Burroughs se refiere a menudo a “Alamout”, una grafía alternativa del nombre de la base de operaciones de los asesinos. Según Steven Grant, “El nombre de Lord Alamout lo tomé de Burroughs, pero había estado leyendo la tradición de Hassan ibn Sabbah desde que era pequeño, lo que me llevó a Burroughs y no al revés”.

“…En X #6, Steven Grant finalmente lo reúne todo y es el primero en recombinar elementos de la ciencia ficción moderna, las leyendas de Hassan, rasgos de los personajes de El Maestro de los Asesinos y Alamut, y la traducción de Burroughs del famoso lema: ‘Nada es Verdad, Todo está Permitido’.

La mezcla de tecnología siniestra y antiguos Hashashin de Grant se convirtió en un éxito masivo cuando el videojuego “Assassin’s Creed” tomó este concepto y lo utilizó en 2007; la frase “Nada es cierto, todo está permitido” se convirtió en el famoso “Credo” al que hace referencia el título de la franquicia, y algunas de las nuevas tramas de ciencia ficción de Grant se convirtieron en pilares de la serie. 

“La franquicia ‘Assassin’s Creed’ presenta ‘Manzanas del Edén’ o ‘Pedazos del Edén’; dispositivos de gran poder que han quedado de una civilización anterior. La idea de la Manzana es fundamental en la historia del Jardín del Edén, este simbolismo también aparece en el trabajo de Grant y equipo en X…”

A partir de 2022, en sus diversas ejemplificaciones y secuelas, se han vendido aproximadamente 200 millones de unidades del juego.

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Teseo debe tener la cuerda

Douglas Wilson: “En un mundo sin verdad, algo debe ocupar su lugar, y lo que ocupa su lugar es ‘la narrativa’. La narrativa actual es lo que los izquierdistas aferrados al poder quieren que creas”.

Esto es cierto, pero requiere un contexto. Wilson insinúa que los izquierdistas son los ingenieros operativos de la conspiración. Probablemente no cree que constituyan una categoría exclusiva de control, pero deja colgada su afirmación sin la explicación que requiere. Victor Davis Hanson plantea una generalización arrolladora cuando escribe que la izquierda:

“…controla ahora las mismas instituciones de Estados Unidos de las que antes se burlaba y atacaba: los consejos de administración de las empresas, Wall Street, los fiscales estatales y locales, la mayoría de los gobiernos de las grandes ciudades, los medios de comunicación, el Pentágono, las cadenas de televisión y la mayoría de las noticias por cable, los deportes profesionales, Hollywood, la música, la televisión, la educación primaria y secundaria y el mundo académico… Apple, Google, Facebook y otras empresas tecnológicas no son frikis de los medios “alternativos” de los años ochenta y noventa ni hipsters que crean artilugios ingeniosos para la gente… La generación actual de técnicos es efectivamente estalinista. Las grandes tecnológicas están ahora en connivencia con el FBI, el Partido Demócrata y el Estado burocrático para suprimir la libertad de expresión, deformar las votaciones y servir como contratistas de la vigilancia gubernamental.

“La izquierda, de forma viral, se apoderó del ADN de las instituciones de Estados Unidos y las utilizó para ayudar a destruir a sus creadores… Las corporaciones son la izquierda y están a su servicio. Disney, American Airlines y Nike son iconos revolucionarios, siempre dispuestos a desinvertir, cancelar, despedir, contratar y hacer propaganda al servicio de los comisarios del despertar…”

Qué pronto olvida Hanson que tras los “atentados terroristas del 11-S” la criptocracia se puso una máscara de derechas y avanzó hacia un estado policial fascista mediante una legislación draconiana que ampliaba enormemente el poder de las agencias de inteligencia. Fue patrocinada por el derechista presidente George W. Bush y diversos “patriotas” de derechas.

Los altibajos de las fortunas de la derecha y la izquierda del establishment no ofrecen una dicotomía entre sombreros blancos y sombreros negros. El monstruo al que nos enfrentamos es un metamorfo sin ningún compromiso con la izquierda o la derecha. Esos asientos de la Asamblea Nacional francesa de 1789 son símbolos de las energías yin y yang: ácida y alcalina; centrípeta y centrífuga. Demonizar a uno y exonerar al otro es un acto de distracción.

No se trata de una cuestión de dividir los cabellos. Como comprenden Hanson, el erudito griego de la antigüedad, y Wilson, el exégeta de la Biblia, nuestro conocimiento depende de nuestra capacidad para hacer y mantener distinciones precisas, y es en la creciente tendencia a la compresión del pensamiento, y a que los eslóganes sustituyan al análisis, lo que vicia esa capacidad.

Es nuestra vocación hacer añicos la transformación alquímica de la humanidad y conseguir el dominio de una epistemología que pueda otorgarnos poderes de discernimiento -tomando prestada una analogía del ámbito de actuación del profesor Hanson- para que podamos proporcionar la cuerda por la que Ariadna guió a Teseo a través del Laberinto. Este esfuerzo ofende a las redes atrincheradas de expertos y pedantes que han apostado sus egos en aferrarse obstinadamente a modelos fallidos de compromiso con el Minotauro, en consecuencia, probablemente no nos hará ganar ningún concurso de popularidad, y eso está bien. En el reloj infernal por el que Estados Unidos y la OTAN caminan hacia el fuego atómico con Rusia por Ucrania, las consideraciones personales sobre a quién agradamos o no, decaen hasta convertirse en trivialidades. Teseo debe tener la cuerda.

Douglas Wilson: “Como están demostrando las continuas publicaciones de los archivos de Twitter, los críticos tenían razón todo el tiempo. Me refiero a los críticos de la censura, los encierros, las máscaras, las vacunas, los tratamientos alternativos, todo el tiroteo. …Estos críticos fueron descaradamente censurados y expulsados del debate. En pocas semanas se formó una ortodoxia sobre el virus, y esa apestosa ortodoxia -para usar la frase de Orwell- se impuso con un garrote. Este movimiento de poder desnudo fue BRAZEN. Y ahora que los archivos de Twitter demuestran que todo esto fue cierto, ¿cuál es su jugada? Es exactamente la misma, BRAZENEAR”.

Los Archivos Twitter [Twitter Files] desvelan la dictadura de las agencias de inteligencia del gobierno estadounidense sobre las redes sociales. La ira del reverendo Wilson está justificada. Sin embargo, lo más notable de sus sanos instintos es su énfasis en la desvergüenza del asunto, y al hacerlo se acerca a los perímetros de la Revelación del Método.

El vertido de datos de los archivos de Twitter fue seguido en cuestión de días por nuevos y estremecedores detalles sobre el silenciamiento -mediante asesinato- por parte del gobierno estadounidense del cabecilla de la red de pederastas Jeffrey Epstein. Estaba bajo custodia federal de alta seguridad bajo la vigilancia del fiscal general de derechas William Barr cuando fue estrangulado hasta la muerte.

Otra sorpresa de la semana fue la revelación por el Proyecto Veritas de la mutación intencional del virus COVID por la corporación farmacéutica Pfizer. Jordon Trishton Walker, Director de Investigación y Desarrollo, Operaciones Estratégicas y Planificador Científico de ARNm de Pfizer, declaró a un periodista de investigación con cámara oculta: “Una de las cosas que estamos estudiando es por qué no lo mutamos nosotros mismos [el COVID]… [Los científicos de Pfizer] lo están optimizando [el proceso de mutación del COVID]…”.

La velocidad de la puesta de manifiesto de lo que está oculto se está acelerando, sin embargo, el público está cada vez más agotado en lugar de energizado por estas verdades. Esto sólo desconcierta a quienes descartan la confluencia sincrónica de nuestro tiempo -el zeitgeist ceremonialmente preparado- con un proceso de condicionamiento alquímico equivalente que induce la degeneración y bestialización continuas de la persona humana.

“Ya no se molestan en ocultar sus malas acciones”

Wilson: “…nos gobiernan sinvergüenzas y malhechores de primer orden, y estamos en una fase en la que ya no se molestan en ocultar sus malas acciones. Simplemente hacen lo que hacen, a la vista de todos, donde la gente puede verlo si quiere”.

Aquí el Pastor Wilson tiene su dedo en el pulso de América. Puede que aún no lo sepa, pero está señalando la manifestación ritual programada de secretos. Esta peligrosa verdad está amaneciendo en nuestro pueblo-peligrosa por lo que la Criptocracia busca inducir por medio de ella: la abrogación de la fe en aquello que es verdadero y necesario para el mantenimiento de nuestra salud espiritual y mental, y de la realidad misma. Llevamos cientos de años por el camino de baldosas alquímicas, dirigiéndonos hacia High Noon. ¿En qué consiste ese mediodía? En una elección.

Podemos montarnos en la deslumbrante atracción de feria hasta llegar a Palookaville y quemarnos los sesos contemplando la magia de nuestros amos, ahora inconfesables, que recompensan nuestra adicción con neurotransmisiones de dopamina, cortesía de la Sociedad del Espectáculo.

O podemos estudiar, evaluar y después retirar la atención y la energía del espectáculo televisivo y digital, y abrazar en su lugar a la familia y a la comunidad orgánica. Habrá un periodo de retirada tras el cual podremos ver que la criptocracia está formada por virtuosos del riesgo, jugadores cuyo momento de mayor vulnerabilidad es el presente. Lo han apostado todo a nuestro descenso final a su alucinación.

Proyectan una imagen de invencibilidad. Sin embargo, muchos se sorprenderían de lo débiles que son en realidad. Mientras se esfuerzan por llevar a buen puerto en nuestro tiempo la obra magna de las sociedades secretas occidentales, se ven acechados por el espectro del cáliz envenenado que han encomendado a sus propios labios -como Macbeth previó, las “instrucciones sangrientas” que han enseñado y que tienen la capacidad de “volver a atormentar al inventor” (Macbeth, Acto I, Escena 7).

¿Haremos que beban ese cáliz hasta las heces? Por la gracia de Dios tenemos la capacidad de condenarlos. O podemos encogernos de hombros como Atlas y seguir siendo accesorios y extras en su encanto de revelación; fingir que no sabemos qué salió mal, y aullar de rabia autoconsumida.

 

FUENTE: TRIKOOBA

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